“No permitas que el ruido de las opiniones de los demás ahoguen tu voz interior”.
- Libelula de Tinta Croata
- 9 ago 2021
- 3 Min. de lectura
Renuncia a tu necesidad de aprobación externa. Sólo tú eres el juez de tu valer; tu meta es descubrir el infinito valor de ti mismo, sin dar importancia a lo que piensen los demás. Al comprender esto se logra una gran libertad
Pensar en lo que los demás piensan de nosotros y ser esclavo de lo que los quieren que seamos, nos hace tremendamente infelices.
Todos, en mayor o menor medida, necesitamos nuestra dosis de aprobación exterior, ya que somos seres sociales por naturaleza. Sin embargo, hay una línea que separa lo saludable de lo patológico en el contexto de las relaciones y que debemos tener en cuenta, si no queremos establecer lazos de dependencia.
De hecho, hay personas que parecieran tener una imperiosa necesidad por refrendar sus actos por medio de los demás. Cuando tienes miedo a ser original, genuino, en definitiva, ser tu mismo, por obtener la aprobación de los demás, existe un problema.
Debes tomar en consideración que la opinión de los demás, a veces también está influida por los demás. Por lo tanto, es voluble, anónima y caprichosa.
La cuestión es encontrar un equilibrio para evitar que el bienestar personal dependa de la opinión de los demás.
La línea que separa la búsqueda de aprobación saludable de la problemática es muy fina. Una forma de identificar en qué punto nos encontramos es analizar si nuestras decisiones y comportamientos varían según las opiniones exteriores.
Podríamos hablar de dependencia cuando entregamos las riendas de nuestra vida a los demás, cuando nuestro bienestar depende de sus opiniones y valoraciones. La pregunta sería ¿deseamos o necesitamos la opinión de los demás?
Podemos eliminar la necesidad de aprobación, cambiando nuestros pensamientos y creencias.
Seas quien seas, tengas las virtudes que tengas, nunca gustarás a todo el mundo. Siempre habrá personas que nos critiquen y desaprueben, y eso le pasará a todo ser humano de este planeta. Por lo tanto, necesitar gustar a todo el mundo es imposible.
Otro pensamiento erróneo es creer que los demás están en la posesión de la verdad. Las personas con necesidad de aprobación creen más en las opiniones exteriores que en las suyas propias.
Nadie nos conoce tan bien como nosotros, y a menudo sucede que se forman opiniones equivocadas sin bases racionales. Por ello, no debemos darle tanto poder a lo que otros piensen de nosotros, porque pueden equivocarse. Solo nosotros mismos somos quienes podemos tener unos criterios estables de autoconcepto.
Habitualmente, cualquier crítica se toma como un menosprecio hacia nuestra persona, cuando en realidad a menudo es un rechazo hacia un gusto, forma de vida, opinión, etc…
Reaccionar con calma ante una crítica para poner en práctica nuestra paciencia y aprender a no sentirnos atacados.
Aprender a controlar nuestras emociones negativas.
Reflexionar sobre que una crítica es solo una opinión y por ello, no debe poner en juego nuestra autoestima.
Aprovechar una crítica para evaluar si realmente es buena (constructiva) o es un intento de manipulación.
Paradójicamente, las personas que no piensan en la aprobación suelen ser más aceptadas que las que lo buscan. La explicación estaría en que suele gustar lo auténtico, aunque no coincida con nuestras opiniones, más que lo sumiso y entregado.
"Sé tú mism@ sin buscar esa aprobación, sé auténtic@ sin preocuparte por la opinión exterior, ya que intentando gustar obtendrás el efecto contrario".
Una de las mayores causas de la necesidad de aprobación es una autoestima débil. Reforzarla nos ayudará a mejorar el problema. Cuando pensemos que somos personas valiosas y tengamos una opinión positiva sobre nosotros mismos, no nos hará tanto daño una desaprobación, lo veremos como algo natural que sucede en la vida y nos daremos cuenta que lo esencial es creer en uno mismo a pesar, de lo que suceda en el exterior.
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